Un día con mucha tradición en Suiza. San Nicolás sale de su refugio en los bosques profundos, acompañado por su ayudante el leñador y el burro cargado de regalos para los niños. Los niños dejan por la noche sus zapatos fuera de la puerta de entrada y al pasar San Nicolás los llena con cacahuetes, mandarina, chuches y algún regalito.
Durante el día siguiente pasea por las calles repartiendo las famosas bolsitas para que nadie se quede sin su bolsita de San Nicolás.
San Nicolás no es un personaje ficticio, sino fue un personaje real. No se sabe exactamente cuándo nació, entre los años 270 – 286 en una pequeña ciudad en el sur de Turquía.
Hijo único de un matrimonio rico que por el destino murieron muy jóvenes y dejaron a Nicolás huérfano. En su juventud viajaba mucho y veía la pobreza y el hambre de la gente, sentía mucha lástima y quería ayudar a la gente.
Como era un niño rico siempre estaba acompañado, así que por las noches salía del palacio e iba a ayudar a la gente en las calles.
A los 19 años su tío Nicolás, el obispo de Myra, le consagró sacerdote y más adelante abad en un monasterio. Siendo abad se hizo aún más generoso y la gente le conocía muy bien y le adoraban. Murió un 6 de diciembre entre los años 326 – 365. Años más tarde la iglesia le beatificó.
Desde entonces cada 6 de diciembre se recuerda el espíritu de Nicolás regalando dulces y regalos a los niños.