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El Arnadí el dulce más antiguo y delicioso de la terreta

Valencia no es solo sol, mar y paella. Es también una tierra donde la historia se saborea en cada rincón, especialmente si hablamos de postres con alma.

Más allá de sus playas de postal, sus pueblos encantadores y sus huertas rebosantes de cítricos, hay un tesoro gastronómico que ha sobrevivido al paso del tiempo: el arnadí.

Este dulce, de nombre exótico y corazón tierno, es probablemente uno de los postres más antiguos que se recuerdan en la Comunidad Valenciana.

Su origen nos transporta siglos atrás, a la época en que la cultura árabe florecía en estas tierras, dejando una profunda huella en la arquitectura, el idioma… ¡y también en la cocina!

Dicen que su nombre proviene de la palabra árabe “garnatí” (granadino), y que fue traído por los árabes a las costas valencianas.

Desde entonces, el arnadí se fue colando en las casas, de horno en horno y de abuela en nieta, hasta convertirse en un símbolo dulce de identidad.

Hoy en día, sigue presente como postre tradicional en muchas festividades religiosas, especialmente durante la Cuaresma y la Semana Santa.

¿Y qué lleva esta joya gastronómica? Lo básico: calabaza, almendras, azúcar, yema de huevo, canela y ralladura de limón. Pero, como todo lo bueno, tiene sus variantes: algunos le añaden nueces, piñones, pasas o incluso boniato rojo, dando lugar a matices de sabor que enamoran al primer bocado.

Originario de Xàtiva y de los pueblos de su alrededor, el arnadí se presenta con un aspecto humilde, parecido a una “toña”, pero su sabor es otra historia.

Dulce, suave, con un toque de canela que despierta los sentidos, es el tipo de postre que no necesita adornos porque lo tiene todo: tradición, sencillez y ese algo especial que te hace cerrar los ojos al probarlo.

Una de las numerosas recetas

Para elaborar el Arnadí, es importante utilizar calabaza asada ya que, si usamos calabaza cocida, la mezcla no quedaría tan consistente y nos costaría mucho darle su forma tan característica.

En Valencia se puede comprar la calabaza asada en muchas tiendas de barrio, aunque si necesitáis asarla para hacer este postre, simplemente habría que hornearla cortada en mitades a 180 ºC durante unos 30 minutos o hasta que esté completamente asada y ligeramente dorada, ya que el tiempo exacto puede variar según el tamaño de la calabaza.

A pesar de su aspecto rústico y tradicional, su textura suave y su agradable sabor dulce lo convierte en un manjar exquisito para disfrutar en cualquier ocasión. La elaboración del Arnadí nos llevará mas o menos una hora entre preparar, cocinar y hornear. 

Ingredientes del arnadí

500 g de puré de calabaza asada

150 g de azúcar blanco

1 yema de huevo M

125 g de almendra molida

1 cucharadita de canela en polvo

La ralladura de 1 limón

20 g de almendras cruda

10 g de piñones

Clara de huevo

A la calabaza se quita las pepitas y se mete en un saquito de tela blanca o una escurridera durante un día, para que pierda toda la cantidad de agua posible. 

La elaboración comienza mezclando 500 gramos de puré de calabaza asada con 150 gramos de azúcar blanco y 1 yema de huevo M en un cazo.

Llevamos a fuego bajo y, sin dejar de remover, cocinamos esta mezcla durante 15 minutos. Al cabo de este tiempo, la yema de huevo se habrá cocinado y el resto de líquido que pueda tener la calabaza se habrá reducido.

Añadimos 125 gramos de almendra molida, 1 cucharadita de canela en polvo y la ralladura de 1 limón. Cocinamos el conjunto durante 5 minutos más.

Pasado este tiempo, retiramos el cazo del fuego y dejamos templar durante 10 minutos.

Formamos el arnadí con su forma cónica característica en una cazuela de barro o en un plato. Precalentamos el horno a 160 ºC con calor arriba y abajo.

Decoramos nuestro arnadí con 20 gramos de almendras crudas y 10 gramos de piñones, disponiendo estos frutos secos de arriba a abajo según se muestra en la siguiente imagen.

Pincelamos toda la superficie del arnadí con clara de huevo y lo horneamos durante 30-40 minutos a 160 ºC, hasta que esté ligeramente dorado.

Retiramos del horno y lo dejamos templar a temperatura ambiente. Servimos tibio o frío.

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