La mascletá, pólvora, ritmo y el terratremol final.
Miles de personas se juntan cada año durante las fallas para disfrutar de este emocionante evento.
Pero no siempre fue así. Antiguamente las personas no acudían como simples espectadores, sino que formaban parte en este espectáculo. Por estas razones, se cree que el verdadero origen de la mascletá viene de las populares tracas que recorrían las calles de esta comunidad.
Antes de la conocida mascletá existieron las tracas. Si buscamos el significado de estos artefactos pirotécnicos daremos con el concepto que en la actualidad se le da a la mascletá que son disparos de fuego que se utilizan en celebraciones históricas o religiosas.
Un poco de historia
La traca valenciana nació en 1714 fruto del castigo que los Borbones infringieron a Valencia por su apoyo a la causa de los Austrias en la Batalla de Almansa.
La antigua fábrica de armas del Reino de Valencia fue desarmada y trasladada a Toledo. Las “bombardas”, entre otros instrumentos de guerra, fueron vendidas a herreros de poblaciones cercanas para fundirlas.
La pólvora fue quemada en instalaciones especiales, como los silos de Burjassot. Luego fue usada como tracas en las misas mayores de las fiestas patronales de todos los pueblos valencianos. Las tracas corridas de aquella época consistían en caminar bajo fuego o correr de él.
Según So. Andrés Castellano Martí, fundador de varias Asociaciones culturales:
“La Mascletà auténtica es la que se inicia a la puerta de una iglesia o termina en ella, la que toma el fuego de su Sagrario y pide Permís al “Vell”; y los participantes caminan bajo su fuego a lo largo de las calles que se rechimenta.
Lo que hacemos en la Plaza del Ayuntamiento no contempla ningún rito natural valenciano, y aunque le dan el nombre de Mascletà, no lo es, donde en ocasiones no se observa ni gracia musical.
Además, Mascletà se pronuncia siempre en singular, como el nombre de Dios, nunca se pronuncia en plural”.
Cuantas más calles abarcaba la Mascletà mucho mejor y que, por supuesto están llenas, donde las personas que a lo largo de ella se disponen no son espectadores sino partícipes de ella.
Se debe pues caminar bajo ella o al lado de ella, y en caso de aglomeración, permanecer estático.
La Rechimentà (acción de montar un fuego, armonizarlo, prepararlo) montada y organizada por el Mestre de Traca, lo que hoy en día llamaríamos como pirotécnico, debe ser considerada como un acto sagrado y que el fuego que debe dar origen tiene que ser de un lugar sagrado, como las luces de los sagrarios de una iglesia.
El Mestre de Traca, antes de iniciar la Disparà, debe de pedir permiso al más viejo de los presentes, “al Vell”, qué será pues la persona que en ese momento represente a todo el mundo espiritual, el de los muertos y los vivos presentes para asistir a la Mascletà y que será la persona a la que con todo respeto el Mestre le pide el “Pug” (¿puedo?), y él da el “Pots” (puedes), y no aquello de “Senyor pirotècnic, pot començar la Mascletà”
El año 1909 marcó la evolución de la pirotecnia valenciana. Hasta entonces solo hubo fuego valenciano, traca pura, no como una ciencia, sino como una religión, una manera de vivir.
Un ritual del fuego. Con la Exposición Regional de pirotecnia vinieron expertos de diferentes partes del mundo a Valencia y con ellos llegaron nuevas maneras de realizar la pirotecnia con técnicas inventivas como el uso del color y el estudio de las composiciones químicas para generar nuevos efectos.
A raíz de todos estos cambios se empezó a perfeccionar el uso de los artefactos pirotécnicos en Valencia.
Según Castellano Martí la mascletà es un rito valenciano que posee un fin específico y debe poseer una composición musical. El objetivo de esta es acompañar alguna ceremonia religiosa. La mascletá debe comenzar en la puerta de una iglesia o terminar en este lugar.
