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Dulces valencianos típicos que no te puedes perder esta Navidad

¡Todavía queda mucha navidad por disfrutar!

Y si hay algo que nunca falta en estas fechas son los dulces. En la Comunidad Valenciana tenemos la suerte de contar con una variedad enorme: desde clásicos centenarios hasta pequeñas joyas que solo aparecen durante estas semanas.

Estas fiestas son el momento perfecto para descubrir nuevos sabores… o para ponernos morados con nuestros favoritos de siempre.

Pasteles de Boniato

Los pasteles de boniato son un imprescindible en cualquier mesa valenciana. Pequeños, dulces y con un toque aromático de anís, estos pastelitos —de origen árabe— conquistan cada Navidad. La suavidad del boniato, mezclada con azúcar y especias, crea un sabor cálido y reconfortante. Se encuentran en prácticamente todas las pastelerías y supermercados… ¡y siempre vuelan!

La Casca (el auténtico Roscón valenciano)

Antes de que el roscón de Reyes tradicional se extendiera por toda España, en Valencia ya teníamos nuestro propio dulce: la casca, un tesoro casi en peligro de extinción.

Está hecha de mazapán y su forma, que recuerda a una serpiente o anguila, es un homenaje a la anguila de la Albufera. El relleno clásico es de boniato confitado, aunque hoy se pueden encontrar versiones con crema, merengue o canela. Una joya que merece volver a todas las mesas.

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Coca de Llanda

La coca de llanda es el bizcocho estrella de los hogares valencianos. Aunque se come todo el año, en Navidad se viste de fiesta con azúcar por encima y frutas confitadas. Esponjoso, rápido de preparar y perfecto para compartir. Y admitámoslo: sabe aún mejor después de la paella del domingo.

Turrón de Fideos

Sí, has leído bien: turrón de fideos. Una rareza deliciosa típica de las zonas de Requena-Utiel. Se elabora con finos fideos de pasta, miel y almendras, creando una textura crujiente y sorprendente que se derrite en la boca. Es sencillo, diferente y tiene un sabor que engancha.

Coca Cristiana

Muy tradicional en el norte valenciano, la coca cristiana es pura delicadeza. Una base suave horneada y cubierta con azúcar, huevo y piñones… ¡puro aroma navideño! Su textura ligera la convierte en el dulce perfecto para acompañar un café o un chocolate caliente mientras suena un villancico de fondo.

Turrón de Jijona

El famoso turrón blando que todos conocemos. Almendras tostadas, miel y esa textura untuosa que se deshace en la boca. En la Comunidad Valenciana no falta en ninguna sobremesa: ya sea solo, con un licor suave o como parte de una tabla de turrones. Tradición en estado puro.

Turrón de Alicante

El turrón duro por excelencia. Aquí las almendras son las reinas: enteras, abundantes y crujientes. Mezcladas con miel y clara de huevo, crean una textura firme y un sabor intensísimo. Es un clásico nacional y uno de los dulces más esperados cada Navidad.

Anouetes

Los anouetes son pequeños bocados con espíritu de peladilla. Se hacen con almendra, azúcar y boniato, se fríen y se cubren con azúcar glas. Su textura es crujiente y su sabor suave, perfecto para picar entre comida y comida. Eso sí: son tan pequeños y adictivos que cuesta parar.

Rosegons

Los rosegons son dulces navideños elaborados con almendra, azúcar y huevo. Crujientes, ligeros y muy aromáticos, se suelen presentar en pequeñas bolitas o figuritas. Son ideales para acompañar una sobremesa larga o como picoteo dulce entre turrón y turrón.

Peladillas

Un clásico absoluto. Almendras recubiertas con una capa crujiente de azúcar que se cristaliza y crea ese mordisco tan característico. Están deliciosas… pero ojo: más de uno ha perdido una muela por confiarse. Y cuidado con los peques: irresistibles, sí, pero peligrosas para ellos.

Coca Escudellà

Otra delicia navideña valenciana. Su masa hojaldrada rellena de crema la convierte en un dulce suave y sabroso, perfecto para compartir en familia. Con leche fresquita, vino dulce o simplemente sola… siempre apetece.

Coquetes de Sagí

Típicas de Sagunto y alrededores, estas pequeñas empanadillas de masa crujiente esconden un relleno de almendra, azúcar y huevo.

Aromáticas, doradas y ligeras, son un verdadero capricho navideño y una tradición que sigue viva gracias a los hornos locales.