Palacio Marqués Dos Aguas

 

En uno de los lugares más céntricos de la ciudad de Valencia se halla este magnífico edificio, mansión señorial que fue de los Marqueses de Dos Aguas.

Actualmente es propiedad del Estado Español, donde se halla instalado el espléndido y valioso Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias “González Martí”.

 

Este edificio  fue construido en el siglo XV  por la familia Rabassa Perellós

 

Un noble caballero, don Francisco Perellós, descendiente de los condes de Tolosa, se casó a principios del siglo XV con Joanna Perellós, hija única del acaudalado mosén Gines de Rabassa.

Los descendientes de este matrimonio tomaron el apellido Rabassa de Perellós. Esta familia adquirió por compra la baronía de Dos Aguas en el año 1496, siendo elevada a marquesado por el rey Carlos II en 1699.

Dicen los historiadores, que la casa de los Marqueses de Dos Aguas fue considerada en Valencia durante siglos, como dechado de nobleza y opulencia.

Se cree que su fortuna provenía de los años mil quinientos, en cuyo tiempo una familia de mercaderes, los Rabassa, se enriquecieron, primero con los tratos mercantiles y luego con los arriendos de los derechos de la Generalidad.

 

Es uno de los pocos palacios extraordinariamente bien conservados que quedan en el centro de Valencia

 

La extraña y voluptuosa fachada, y su original y artística decoración causa especial interés entre locales y turistas.

El palacio fue reformado radicalmente por primera vez  en la década de 1740 y una segunda vez  entre los años 1862 – 1867.

El actual palacio es uno de los monumentos más visitados de la ciudad y entrar en él es acceder a otra época, a la época de los grandes palacios, enormes salas de grandes ventanales y muebles de lujo donde parece que el tiempo se ha detenido.

La entrada del palacio, presidida por la imagen de la Virgen, desde ella descienden dos caudales de agua en alusión al título de los marqueses, con dos atlantes a los lados que simbolizan dos ríos, todo con un aspecto de desbordante voluptuosidad.

En su interior se puede observar hoy las carrozas del siglo XVIII y los salones decimonónicos con su decoración original.

Destacando una capilla propia, una cocina de la época, el Salón Chino, la Sala de Porcelana, el Dormitorio del Marqués, el Comedor o la habitación roja.

Dispone de una sala de baile que recuerda a la de los grandes palacios de la época vitoriana.

En la actualidad se puede visitar de martes a domingos, festivos incluidos.

 

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