La Cripta San Vicente

 

Una parte de la ciudad imperial que se esconde bajo la Seo.

 

Una habitación que guarda grabado en sus paredes el paso de las diferentes civilizaciones que han marcado la historia de la capital del Turia. Romanos, visigodos, árabes… todos dejaron su huella enterrada en lo que ahora conocemos como la Cripta de la Cárcel de San Vicente Mártir.

Este espacio, que ha permanecido sepultado durante casi diez siglos, es en realidad una capilla funeraria erigida en el siglo VI para albergar los restos de algún obispo valentino, probablemente Justiniano.

En concreto, este mausoleo formaba parte del conjunto episcopal, integrado además por la catedral goda, que se encuentra debajo de la Seu actual, una iglesia, un posible baptisterio y otra capilla, así como una extensa necrópolis.

Estos restos, conectados históricamente con l’Almoina, fueron descubiertos en el curso de una excavación arqueológica a finales de la década de los 80, con ocasión del derribo de unos de los inmuebles que rodeaban la Cárcel de San Vicente.

La Cripta, alojada sobre el Kardo máximo, la prolongación de la Via Augusta dentro de la ciudad, se mantiene entre su origen visigodo y la tradición popular que la identifica como una de las cárceles donde fue encerrado San Vicente Mártir. Concretamente, la visita a la planta inferior del número uno de la plaza del Arzobispo, permite conocer en un mismo espacio un edificio godo, restos de baños árabes y una pintura mural con una efigie del dios Mercurio.

Una veintena de escalones separan la Valencia actual con la vivida hace cientos de años. La ruta se inicia en el número tres de la plaza del Arzobispo. Allí, flanqueada por dos líneas de canceles, se halla la tumba del prelado junto con los restos mortales de este individuo masculino de edad adulta.

Pero, este espacio se encontró separado en diferentes estancias. Divisiones procedentes de la transformación que sufrió el edificio durante la época musulmana. Durante el siglo XI esta cripta fue sepultada con tierra y escombros para hacerla servir como baños palatinos.

Y de aquel paso quedan cerámicas decoradas, jarros y otros elementos que, junto a los restos del Centro Arqueológico de l’Almoina, conforman los escasos recuerdos que quedan intactos de la etapa musulmana de la ciudad.

Este recorrido de unos treinta minutos de duración nos transporta también hasta la Valencia imperial, con el la muestra de una pintura mural con una efigie del dios Mercurio datada en el siglo II.

Unos restos que proceden de una domus recayente a el Kardo máximo, situado debajo de la estancia visigoda. Y con todo este pasado histórico, el edificio también aguarda una reliquia. La cárcel de San Vicente Martir, donde según cuenta la tradición popular, fue encerrado a principios del siglo IV a raíz de la persecución de los cristianos ordenada por el emperador romano Diocleciano.

Así, esta visita permite conocer una cripta, posiblemente conectada a la catedral, que alberga desde un mural romano hasta vasijas islámicas del siglo XI, pasando por la capilla del siglo XV que la tradición popular identifica como la cripta de la cárcel en que estuvo preso este joven diácono.

 

 

HORARIO:
– Martes a sábado, de 10.00 a 19.00 horas.
– Domingos y festivos, de 10.00 a 14.00 horas.

Cerrado: lunes, 1 y 6 de enero, 1 de mayo y 25 de diciembre.

TARIFAS:

Entrada gratuita

 

De acuerdo a lo que estipulan las autoridades sanitarias respecto a las medidas profilácticas ante la pandemia de COVID, los museos y monumentos de la Concejalía de Patrimonio y Recursos Culturales recuperan desde el 27 de noviembre su aforo tradicional, si bien es indispensable llevar la mascarilla correctamente colocada sobre el rostro y mantener la distancia interpersonal mínima de 1’5 m